España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . sas y colgantes, y encima una linterna de piedra con sus columnas re-salteadas, de I 3 palmos de alto y del mismo diámetro que el vacio de abajo, sos-teniendo la media naranja de piedra de arena y la cruz fijada en su remate. La cruzde la obra vieja y el rejado de hierro debían conservarse, y la otra cruz que teníanlos diputados en la casa de la puente del Gallego, se trasladaría allí para asentarlaen medio de dicho humilladero. En el friso principal se pondrían letreros en ala-banza de los innumerables mártires, y con el nombre de alg


España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . sas y colgantes, y encima una linterna de piedra con sus columnas re-salteadas, de I 3 palmos de alto y del mismo diámetro que el vacio de abajo, sos-teniendo la media naranja de piedra de arena y la cruz fijada en su remate. La cruzde la obra vieja y el rejado de hierro debían conservarse, y la otra cruz que teníanlos diputados en la casa de la puente del Gallego, se trasladaría allí para asentarlaen medio de dicho humilladero. En el friso principal se pondrían letreros en ala-banza de los innumerables mártires, y con el nombre de algunos de los término designado para la obra era medio año, y el precio 1600 escudos ó 32mil sueldos jaqueses. Tal era el monumento, que con modificaciones y añadidu-ras recibidas en 1682, I 749 y I 767, pereció en la guerra de la Independencia, ycuyo proyecto de restauración parece ya completamente abandonado, reemplazán-dolo mientras tanto una pagana fuente de Neptuno, que no lo es ciertamente encuanto á la gentileza del 468 ARAGÓN más allá ele la tumba á sus víctimas, quemó sus despojos mez-clados con los de malhechores; pero las sagradas cenizas, sepa-rándose de las demás, formaron blancas masas jaspeadas desangre, objeto desde entonces de fervoroso culto. A los pocos años la paz de Constantino permitió erigir entemplo el cementerio de los mártires; hasta el siglo vi no seconfió su custodia á monjes que unos suponen Jerónimos y otrosbenedictinos, aunque no falta quien atribuya su fundación á SanPaulino durante su peregrinación á Zaragoza en 392. Florecíaya en el siglo vii aquel monasterio, pues de él salieron dos ilus-tres prelados, Juan para regir la iglesia Cesaraugustana y Euge-nio la metrópoli de loledo; pero San Braulio, hermano y suce-sor del primero en la silla episcopal, lo ensanchó y protegió detal suerte, que pudo casi pasar por su fundador. Sobreviviendoá la ruina del imperio godo, continuó habitado por m


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