. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPÍTULO XLVI Las profecías de un AViD é Ismael entraron en la estancia,y el segundo se acercó al lecho paraexaminar al enfermo. Era también anciano y también deaspecto sus ojos hundidos, que parecíanbrillar con misterioso fuego, y en su rostro demacrado,leíase el cansancio de largas vigilias consagradas á desen-trañar los ocultos secretos de la ciencia. Sin las preocupaciones de la época, que desfigurabansiempre la verdad con fantásticas patrañas, aquel hombrehabría sido un sa


. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPÍTULO XLVI Las profecías de un AViD é Ismael entraron en la estancia,y el segundo se acercó al lecho paraexaminar al enfermo. Era también anciano y también deaspecto sus ojos hundidos, que parecíanbrillar con misterioso fuego, y en su rostro demacrado,leíase el cansancio de largas vigilias consagradas á desen-trañar los ocultos secretos de la ciencia. Sin las preocupaciones de la época, que desfigurabansiempre la verdad con fantásticas patrañas, aquel hombrehabría sido un sabio; con sus esfuerzos mejor dirigidos yempleados en empresa más provechosa que en el ilusoriodescubrimiento de la piedra filosofal, ideal irrealizable delos sabios durante algunos siglos, los estudios de Ismaelhubieran podido ser muy útiles á la humanidad. Pero el viejo judio despreciaba la ciencia experimentaly práctica por la empírica, y estimaba en más la solución ISABEL LA CATÓLICA 325 de una fórmala convencional, que el descubrimiento dealgún principio verdadero, útil á sus semejantes. Sólo por condesc


Size: 1404px × 1780px
Photo credit: © Reading Room 2020 / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1900, bookdecade1900, bookidisabellacatl, bookyear1900