. Fabulas. picarón de á ólo un amigo suyo,Que, siendo sisón más corto,Comparándole al primeroEra concienzudo y el nuestro que moler,Después que sufrió el despojo,Una fanega de aquéllasQue ganó, ya dije cómo;Y encontró á su sucesorFuera del molino en corro,Jugando con siete holgonesUna merienda de pollos.—¿Tienes prisa? (dijo el nuevo).—Sí.—Pues yo no me y maquila por mí.—Corriente: á ver si me ó y entró el costal;Hinchió la tolva, y de prontoLleno de trigo sacóUn esportón ancho y hondo.—¿Habré maquilado bien?(Preguntó al nuevo, Jeromo).El hombre,


. Fabulas. picarón de á ólo un amigo suyo,Que, siendo sisón más corto,Comparándole al primeroEra concienzudo y el nuestro que moler,Después que sufrió el despojo,Una fanega de aquéllasQue ganó, ya dije cómo;Y encontró á su sucesorFuera del molino en corro,Jugando con siete holgonesUna merienda de pollos.—¿Tienes prisa? (dijo el nuevo).—Sí.—Pues yo no me y maquila por mí.—Corriente: á ver si me ó y entró el costal;Hinchió la tolva, y de prontoLleno de trigo sacóUn esportón ancho y hondo.—¿Habré maquilado bien?(Preguntó al nuevo, Jeromo).El hombre, viendo la espuerta,Le contestó con asombro:—¿No mueles una fanega?—Sí.—Pues, si no me ese capacho sacasTres celemines.—Y bobos. FÁBULAS 219 —¿Y es el trigo tuyo?—Mío;Pero es tan blanco y tan gordo,Que maquilar la mitadAún me pareciera poco. Es natural: ciertos vicios,Cuando se arraigan á fondo,A costa de cuanto tieneLos ejercita el LA PRUDENCIA HUMANA. Cayó en la red del pescador artero Un barbo jovencito. ¡Allí fué trabajar el prisionero Para romper el cáñamo maldito! Chupa, muerde, batalla, Deshilacha el torzal, quiebra una malla, Y al fin se libra del peligro fiero. —¡Caramba! (prorrumpió) ¡de buena escapo! Viviré en adelante sobre aviso. Quien me pesque otra vez, ya ha de ser guapo. Mas una cosa de comer diviso. Que á merced de las olas sobrenada. Por un hilo sutil á un palo atada. Es, si no me equivoco, Pan, y buena ración; pues me la emboco. 222 OBRAS DE HARTZENBUSCH Tírase al cebo el pez sin más recelo,Y al salir de la red, tragó el anzuelo. Así, con sus propósitos ufana,Se arroja en pos del apetito locoDe yerro en yerro la prudencia humana. EL AVARO Y EL JORNALERO. 1 ODO SU caudal guardabaCierto avariento cuitadoEn onzas de oro, metidasEn un puchero de tenerlo más seguro,Fué con su puchero al campo:Al pie de un árbol cavó, Y lo enterró con ó al


Size: 2696px × 927px
Photo credit: © The Reading Room / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1800, bookdecade1880, bookidfabulas00har, bookyear1888