La Mujer . Estas distinguidasbailarinas inglesas es-tán llamando extraor-dinariamente la aten-ción en el Casino; y-la llaman justa y me-^recidamente; son iiirasombro, digalo sinóel nnmeroso públicoque se disputa las lo-calidades para admirarel mérito de tan lindapareja; la cual, paracorresponder á las en-tusiastas demostracio-nes del público repitenvarias veces sus bai-lables. Tanto es el arte deestas ya célebres her-manas que nos aven-turamos á creer, quesi se decidieran á bai-lar en el Transvaal,ya podría darse porterminada en favor deInglaterra la campañade Sud África, cosaque no puede cons


La Mujer . Estas distinguidasbailarinas inglesas es-tán llamando extraor-dinariamente la aten-ción en el Casino; y-la llaman justa y me-^recidamente; son iiirasombro, digalo sinóel nnmeroso públicoque se disputa las lo-calidades para admirarel mérito de tan lindapareja; la cual, paracorresponder á las en-tusiastas demostracio-nes del público repitenvarias veces sus bai-lables. Tanto es el arte deestas ya célebres her-manas que nos aven-turamos á creer, quesi se decidieran á bai-lar en el Transvaal,ya podría darse porterminada en favor deInglaterra la campañade Sud África, cosaque no puede conse-guir á pesar de sus es-tra^égiasexcepcionalesel generalísimo Ro-berts. 8 LA MUJEH. Alrtm de las Familias. CENTRO JUVENTUD BONAEFEMSE IK NOCHE DE BAILE ETERNO CONSUELO —¿Quién puede ser fiel testigode mi risa ó de mi llanto,de mi goce ó mi quebranto,de mi dolorV —Un amigo. Y ¿quién podrá ser el serque en sus brazos me dé calmay llaga delirar el alma en el mundo? —Una mujer. Y si á faltarme los dosse llega á mirar la vidacomo carga maldecida,¿quién ha de aliviarla? —Dios. Aunque burlaran los dosprimeros mi confianza,tengo para mí esperanza,uno que no cambia. ¡ Dios I Antonio Caramés (hijo^ilis. Ah. Agosto n de 1900.


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