. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. ares que diseñan en el azul del cielo su almenaje. La res-tauración, ensayada con acierto en los calados de las ventanas laterales de la fa-chada, hará tal vez cuarenta años, por un modesto escultor Jacinto Matcu. la haextendido á las dos del costado sur que miran al mar el diestro cincel de D. An-tonio Vaqucr. al cual se debe también la primera gárgola del costado opuesto; yno consiste en la junta especial nombrada para la dirección de estas obras, si ca-recen aún dichas ventanas de sus condignos é indispensables vidrios y e


. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. ares que diseñan en el azul del cielo su almenaje. La res-tauración, ensayada con acierto en los calados de las ventanas laterales de la fa-chada, hará tal vez cuarenta años, por un modesto escultor Jacinto Matcu. la haextendido á las dos del costado sur que miran al mar el diestro cincel de D. An-tonio Vaqucr. al cual se debe también la primera gárgola del costado opuesto; yno consiste en la junta especial nombrada para la dirección de estas obras, si ca-recen aún dichas ventanas de sus condignos é indispensables vidrios y el jardín que trata de arreglar también el director del Museo, se ha montadoenfrente de la fachada de salida, á costa de la comisión provincial de Monumen-tos, la gran puerta del Muelle de 1 620, primera que tuvo en aquel punto la ciu-dad, salvada de la ruina de la muralla. Nada por fin dejará que desear dentro depocos años el incomparable monumento, si no desmaya el celo de la junta y laprotección de los diputados. *^ «^, f#) --i^ (^ ^. CAPITULO VI Casas consistoriales. — Noticia del antiguo gobierno de la islaDescripción de la fábrica.—Aniversario de la conquista ^T^AVORABLES tiempos fueron aquellos en que se acometió la^?^[conquista de Mallorca: el feudalismo en todas partes comen-zaba á ser contrarrestado por la fuerza benéfica del trono; el trá-fico y las grandes guerras de Oriente habían poblado y aun enri-quecían á las ciudades, que se erigieron en estados; y á la som-bra de aquella institución suprema las comunidades adquiríanpreciosos privilegios, eran admitidas en los parlamentos comouno de los brazos de la república, tal vez el más numeroso yde más recursos, y fijaban con reglas ciertas y perpetuas la for-ma de su interior gobierno. El monarca que capitaneaba la ex-pedición había entrado á regir las riendas del estado niño éinexperto, por voluntad de los pueblos congregados en cortes: 109 80() ISLAS BALEARES y si de tan tiern


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