Colección de obras completas . a fortuna, tuvo el West-burn. Como las leyes españolas no consentían igualtrato, fué menester que el navio, luego de entregar susprisioneros, abandonase Tenerife o se rindiese a lasautoridades porteñas. Fuera de las aguas neutrales, peroa la vista de la costa, rondaban tres cruceros enemigos,acechando al Westburn, por si salía del puerto. Convivo asombro de cuantos presenciaban la escena, elWestburn se hizo a la mar, y cuando ya los ingleses le 137 RICARDO LEON tenían por suyo, saltó hecho trizas por los aires, antesvolado que rendido, mientras su jefe—el timonel
Colección de obras completas . a fortuna, tuvo el West-burn. Como las leyes españolas no consentían igualtrato, fué menester que el navio, luego de entregar susprisioneros, abandonase Tenerife o se rindiese a lasautoridades porteñas. Fuera de las aguas neutrales, peroa la vista de la costa, rondaban tres cruceros enemigos,acechando al Westburn, por si salía del puerto. Convivo asombro de cuantos presenciaban la escena, elWestburn se hizo a la mar, y cuando ya los ingleses le 137 RICARDO LEON tenían por suyo, saltó hecho trizas por los aires, antesvolado que rendido, mientras su jefe—el timonel Ba-dewitz—, con sus ocho valientes marineros, regresaba^n un bote, con la mayor tranquilidad del mundo, aSanta JORNADA TERCERA LOS ARGONAUTAS NUEVOS ROMANCES DE LA GUERRA.— «UNTERSEEBOTEN».—LA CONQUISTA DEL AIRE Y LA DEL MAR.—LA PRUEBA DELOS VALORES HEROICOS.—EL HOMBRE ANTIGUO Y EL HOM-BRE NUEVO. LO QUE REQUIERE UN SUMERGIBLE.—LA ES-CUELA DEL SACRIFICIO.—TRAGEDIAS DE NUESTROS DÍAS!EL «U-l8». ector: si eres curioso, como es deley que lo seas, y no te cansanni te aburren estas historiasperegrinas del mar, voy a refe-rirte algunos nuevos episodiosde singular admiración y gallar- día. Pues aunque ya muchos deellos corren por libros y papeles, al alcance tuyo, en elraudal sonoro de la copiosa literatura militar, no estáde sobra, a mi parecer, que en cifra y resumen los halles 141 RICARDO LEON aquí, para remate de estas jornadas y a guisa de román-cero de la guerra. Según los oigo, leo y repito, en losdescansos y vagares de mi ruta, más me seducen y en-tretienen. Como hechos vivos que son, y rasgos palpi-tantes de la terrible actualidad del mundo, auténticosjirones de la historia en cierne, harto mejor la ilustrany decoran que todos los conatos y lindezas del más pun-tual, ameno y oficioso Las aventuras del Moewe cierran, con llaves de oro, lahistoria romántica de los cruceros alemanes. Todavía,de cuando en cuando, algún n
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