La Mujer . Es el hombre de bronce : aquel que resiste lis lluviasinvernales, rasfriando en las cuchillas, ó los sofocantescalores de la pesada siesta; siempre encorvado, siguiendouna huella que él solo vé con su mirada penetrante. Cada matita mutilada, cada hendidura del suelo, portenue que parezca, es para él, seguro indicio de que vásiguiendo la pista. — Por aqui pasó... Luego el rastro se pierde porque el perseguido ha atra-vesado una lagunita, pero aparece más allá, siempre la-tente para sus ojos de águila. i¡Su mirar potente, escudriña objetos invisibles para otroque no sea él. Un pastito


La Mujer . Es el hombre de bronce : aquel que resiste lis lluviasinvernales, rasfriando en las cuchillas, ó los sofocantescalores de la pesada siesta; siempre encorvado, siguiendouna huella que él solo vé con su mirada penetrante. Cada matita mutilada, cada hendidura del suelo, portenue que parezca, es para él, seguro indicio de que vásiguiendo la pista. — Por aqui pasó... Luego el rastro se pierde porque el perseguido ha atra-vesado una lagunita, pero aparece más allá, siempre la-tente para sus ojos de águila. i¡Su mirar potente, escudriña objetos invisibles para otroque no sea él. Un pastito torcido, una rama quebrada,€s el hilo de Ariaena que lo guia al través de los camposy. de las selvas. A veces, la huella que él sigue, se pierdeen las aguas de un arroyo. Entonces es cuando desplegatoda su habilidad y conocimientos en el arduo Entra á caballo, en el agua, y empieza la tarea más di-fícil: su mirada vá de derecha á izquierda, buscando algoque no encuentra; luego, comienza á seguir la corriente,cuadras y cuadras sin encontrar nada, hasta que retrocedelo andado y camina otro tanto aguas arriba, siempre ácaballo, sondando con mirada intensa, las sombrías riverasde arroyo, por tupido monte. Por fin, halla en la orillaopuesta, las pisadas de un caballo: son recientes: las si-gue horas tras horas, continuamente mirando el suelo,cruzando cuchillas y esterales, sierras y bosques, hastaque al fin el rastro termina en un rancho desconocido,porque no está en su j^ago. Recién, después de adquirirlos informes que necesitaba, emprende viage de está alegre, decidor y comunicativo; en nada separece al hombre autómata que dias antes cruzara cercade aquella jmlpería sin : ahora se apea y sorbemate tras mate entre sendos vasos de ginebra, ameniza-dos con sonoras carcajadas. Tal era el ra


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